Edu quiso hacer ayer la fiesta del agua en el baño de casa para darle la bienvenida al verano como corresponde.
La tubería del agua caliente del lavabo perdía un poco. Llevaba dos semanas para arreglarlo. Anoche se puso a ello. Martillazo uno, martillazo dos y un «su puta madre» que disparó tres horas actividad frenética, hasta la una de la mañana.
Sí, señoras y señores, se cargó la tubería. En su defensa diré que la tubería está podrida. La reforma del baño que queríamos hacer a medio, corto plazo va a ser a cortísimo plazo. Lo más gracioso es que hasta anoche a las 23:50 no sabíamos dónde mierda estaba la llave de paso del agua, con lo cual estuvieron saliendo litros y litros de agua de la pared a la piscina en la que quedó convertido el baño, hasta que le pusimos la «manguera» de la aspiradora para que de la pared fuera al inodoro sin pasar por el suelo de nuestro piso y, potencialmente, por el techo del del vecino. Diez minutos antes de que llegara el fontanero, encontramos la llave de paso (encontró, porque yo estaba sosteniendo la manguera) y tuvimos un momento de descanso (que ambos aprovechamos para hacer pis. Estar casi dos horas oyendo un chorro de agua caer nos había estimulado la vejiga). Por cierto, la llave de paso del agua estaba detrás de la lavadora. WTF?

Llega el fontanero, a las doce de la noche. Sin una sola herramienta. Se acerca al baño, echa un vistazo y dice «hmmmmmm, esto no pinta bien. Tiene difícil solución. Lo podemos apañar haciendo un noséquémierda o arreglarlo haciendo noséquéotramierda, pero noséquéotramierda no se puede hacer ahora porque no tengo los repuestos necesarios». Edu le dice que le vale con que tape la tubería esa, que condene el agua caliente del lavabo, que ya lo arreglaríamos más adelante, pero el buen hombre considera mejor seguir con su plan de apañarlo con noséquémierda. Baja al coche, y como 10 minutos después nos toca el timbre. Llega resollando (vivimos en un tercero sin ascensor, y digamos que no estaba muy en forma) y se pone a hacer su noséquémierda que consistía, básicamente, en enroscar algo para hacer un empalme… Bah, no sé, no me enteré bien de qué quería hacer. Pero lo escuché decir que no funcionaba, porque como la tubería estaba podrida, se deshacía según él intentaba enroscar su mierda. Había que buscar otro plan. Y vuelve a decir lo de «pues tiene difícil solución. Habría que hacer noséquéotramierda con un Gebo. Debería tener uno en el coche, pero lo busqué antes y no lo encontré. Voy a buscar más a fondo».
Volvió a bajar al coche, subir resollando, y poner en marcha el plan de noséquéotramierda que nos había dicho 50 minutos antes que no podía hacer por no tener los repuestos. Sí los tenía, y a los cinco minutos, ¡arreglado! 5 minutos. Repito: CIN-CO-MI-NU-TOS.
Según estaba haciendo su magia, le decía a Edu «yo a esta hora ya no cojo avisos, que la gente llama por unas tonterías que no se pueden creer». Rápidamente añade «bueno, esto sí es una emergencia real, que hay una tubería rota, pero me han llegado a llamar porque un manguito no estaba bien puesto». A ver, si a mí me empieza a salir agua de donde no debe y no sé resolverlo, para vos puede ser una tontería, pero no para mí, que no sé cómo resolverlo.
También Edu le preguntó si esto que había pasado en esa parte de la tubería podía estar pasando en otras partes, que a lo mejor estamos inundando a los vecinos y ni lo sabemos. El fontanero le decía primero que sí, que podía estar pasando, luego que no, que era difícil, que la tubería iba metida por hormigón (¡¿?!, nuestras paredes son de ladrillo) y que no creía que fuera a pasar en otros lados, o que a lo mejor sí, pero tal vez no. Fue fluctuando entre sí y no un rato para concluir con un «mientras la pared esté seca, no hay problema». Ok, gracias.
Finalmente, escucho a Edu que le dice «bueno, entonces, listo ya, ¿no?» y el cachondo del fontanero le dice «si hubiera sido listo desde el principio, estaríamos todos durmiendo a estas horas». Pues sí, pero la anécdota se hubiera quedado mucho más descafeinada.