Todo sobre mi madre

Hoy nos fuimos a comer con mi mamá a un bar que queda cerca de casa, donde ponen las raciones más enormes del universo. Stancito estaba presente, como no podía ser de otra manera, y se comió la mitad de las mollejas que nos habíamos pedido. Le hubiéramos dado todas, porque si ya de por sí está malcriado, ahora está más aún entre algodones porque el martes lo operaron de la boca y todos sus caprichos son satisfechos al instante.

Pero este post no va de eso (o sí…).

Este post va sobre las linduras que se manda mi mamá a veces.

Como, por ejemplo, en medio de la comida decirme «Luci, deberías escribir un blog». ¬¬ Cuando le dije que ya tenía un blog y que ella había hasta comentado en él, me dijo que no se acordaba. Vale, sí, es verdad, llevo bastante tiempo sin escribir, ¡pero tampoco hay que pasarse!

O como cuando el martes se presenta en mi oficina, hecha un mar de lágrimas porque había dejado a Stan en el veterinario y le digo «cuando en abril me operaron de apendicitis, no lloraste tanto». ¿Cuál sería la respuesta de una madre? Pues la de la mía fue «sí, eso venía pensando, que cuando te operaron no lloré nada». Pero la historia no terminó ahí. Porque se quiso echar una medalla diciendo que había estado todo el tiempo conmigo en el hospital (estuve internada desde el martes por la noche hasta el viernes por la tarde). Le tuve que recordar que solo durmió en el hospital la noche del martes, el miércoles la mandé a casa después de comer, volvió el jueves (con refuerzos: ¡¡¡mi portátil!!!), se fue a su casa y luego me vino a buscar el viernes cuando me dieron el alta. Todo sea dicho, yo la mandaba a su casa para que Stancito no estuviera solo y porque, la verdad, mucho para hacer ahí no había. No tenía sentido que estuviera ahí. Pero me viene bien para decirle que es una mala madre, jajajaja.

Pero mi mamá es así. Hay que quererla con sus despistes, con su amor por Stancito, con sus arranques de locura (de la buena y de la mala, jajaja), con sus gustos por las cosas y las personas raras (si no se para a hablar con todo el mundo en la calle, no es feliz), con sus pizzas caseras, con sus…

Bueno, hay que quererla como es, y yo lo hago.Stancito y mami en La Laguna