Gordos

Once upon a time…

Sería algo así como 1999. Yo vivía en Rosario, ya en mi piso alquilado (después de pasar un par de meses en casa de… De… ¿Cómo se llamaba esa mujer? ¡Estoy fatal! No lo recuerdo. Sí me acuerdo que compartía casa con la mujer, su nieta y la amiga de su nieta, con quien también compartía habitación. Ellas estudiaban medicina. Yo, empezaba biotecnología. Mis papás se habían quedado más tranquilos dejándome vivir a 300km de su casa al estar en casa de una abuelita). Ya había conocido a Fer, compañera de la facultad, quien me metió en su grupo de amigos cuando de repente, un verano, me quedé más sola que la una en la ciudad.

La verdad que fue una época genial. El primer campamento al que fuimos, las horas en la isla, las horísimas en mi casa, la invasión que había siempre en ella, jajaja, era genial.

Era un grupo de amigos que se conocían desde hacía mucho tiempo. Las chicas, una vez a la semana, se juntaban a cenar y contarse sus cosas. Los chicos, envidiosos, primero llamaron a esas reuniones de «mujeres depiladas» y después, instauraron la suya propia: «hombres con barba». Yo llegaba cuando las mujeres depiladas eran un templo, así que no tenía cabida ahí. Una vez, los chicos me pintaron una barba para que me fuera con ellos a sus reuniones, jajaja, ¡siempre fui tan varonera!

Pero, un buen día, Cachito y Rama tuvieron una idea genial: nosotros no íbamos a ser ni mujeres ni hombres. Seríamos, simplemente, Gordos. Se me hace la boca agua de tan solo recordarlo. ¡Qué mano que tenían los dos! Unas comidas nos pegábamos… Ellos se turnaban. Cocinaban una vez cada uno. A mí me tocaba fregar. A veces teníamos algún invitado (o colado, más bien. Dado que mi casa era la casa del pueblo, no era de extrañar), pero siempre éramos nosotros tres. Todavía me intento acordar cómo se hacía una especie de tortilla que nos hizo Cachito con papa rallada…

Rama, Cachito, ¿cuándo repetimos?